lunes, 26 de abril de 2010

LA DIFICULTAD DE DAR EL PASO

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Sin duda la tarea de Dar el Paso tiene una fuerte dificultad en razón de su condición eminentemente vivencial. Demanda diversos recursos, escuchar invitaciones, despertar el interior, descubrir a ese nivel, todo lo que, en la medida del va con uno mismo, pueda ir incorporándose al yo profundo. Esa incorporación es el Paso, que se da tras un proceso, que lleva su tiempo, y reiterar su naturaleza, fundamental y vital. Y que, la experiencia es intransferible. La inquietud por vivir mejor contribuye a alcanzar paz interior y erguirse sobre los propios pies.
Se opone al proceso la mucha imposición intelectiva, pretender entender todo con la razón. Cuando la razón armoniza con el corazón los beneficios son ostensibles. Mas la razón sola sucumbe frecuentemente cuando la lógica que maneja enrostra a sus limitaciones. Es justamente cuándo se espera, el Corazón haga su aporte, “reclamando” de la razón el reconocimiento de la Verdad y la Realidad que Habitan en él.
En el proceso de dar el paso es fundamental la Sana Sumisión, el grado de Abandono, grado superlativo de la Fe: la entrega total al Padre en la que el hombre se hace “instrumento” y conjuga su Voluntad Vocacional con la Voluntad del Padre: El hombre detecta su Misión a la Luz del Plan Redentor. Coopera con fuerza a dar el paso la vivencia del Sentido de la Vida, que da las respuestas que el hombre busca y le confieren paz interior que, se hace indispensable para vivir el Abandono.
Cospiran en contra, la ansiedad en relación con el déficit de la Confianza, a su vez en relación con la Herida Central, verdadera antítesis de la Vida. De ahí la importancia de seguir “trabajando” el polo doloroso, el cúmulo de lastre que hace pesado el andar, y es bueno recalcarlo, ya que a la herida central se le concede un rol que puede ser devastador y propende a durar toda la vida.
A partir de la Herida Central también se genera la sensación de Indignidad que resta Confianza, fuerte atentado para con lo más cospicuo del hombre. Es fundamental la noción de la Condición de Hijo de Dios, lo que permite devolverse la Confianza que da, la sensación del merecerlo. Acá, no quedan dudas de la Confianza de Dios en el hombre y vital rol de Confiar para Asegurar la Vida. La Condición de Hijo de Dios conlleva el desarrollo de la Filialidad, lo único que devuelve la Confianza. El hombre pasa a “saber” que es Hijo de la Vida movilizándose su aporte a la Eternidad. Sin Filialidad no puede haber Eternidad.
El hombre ya disfruta de la Serenidad que le da el Sentido, se disipa la aprensión por el mañana ...mirad la aves del cielo ...nuestra preocupación debe ser ser inmensamente despreocupados ...el benficio de Dar el Paso.

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