lunes, 26 de abril de 2010

DOCTORES MÉDICOS

200803

Considero justo en mi condición de médico concederle una mirada al Ser Médico. Poner la palabra Ser es imponer las Cualidades del Corazón, cualidades que se nutren de la Vocación Central, las cualidades también también se denominan Virtudes. Podemos decir, Vocación de Médico, Virtud de Médico. Tras casi 30 años de ejercicio de la disciplina, no me cabe la menor duda de que, Hacerse Médico pasa por el Vivir Profundamente la Vocación de tal. La Profundidad Hace Sublime al Ser Médico.
Cierto, es una profesión, una profesión muy delicada, de ahí lo crucial de que, la profesión en cuestión hará del doctor un Médico. Suelo decir, en el mundo hay muchos doctores, pero pocos Señores. La idea puede cómodamente aplicarse a la disciplina, no todos los doctores Son Médicos! Aquí, una súplica a los que están en la encrucijada de decidir de qué profesión hacerse, no elijan a la Medicina, si no la sienten como Vocación.
El reconocimiento del ejercicio de la Medicina como Cualidad del Corazón demanda de una aptitud especial para asistir al Corazón, idea que, nada tiene que ver con, ser especialista en Cardiología.
El reconocimiento de que es una profesión, una profesión de las ciencias, equivale a desempeñarse con fundamentos, fundamentos que requieren, además, Sentido. El profesional ha de vivir sus necesidades terrenales de ella. Tiene que cobrar, con justicia, por su trabajo. El que excede sus honorarios deja de ser Médico, no en balde, la comunidad los llama “comerciantes”. Es difícil marcar el límite de lo justo, en razón de que, no infrecuentemente, disciplinas dentro de la disciplina, demandan la inversión de mucho dinero. Así como demanda de profesionales, de alta inteligencia que, se avienen a las intenciones de entidades capitalistas, dispuestas a arriesgar dinero con, la idea de hacer más dinero. Esta triste situación permite, frecuentemente el desarrollo de nuevas moléculas eficaces en terapéutica, eficaces y costosas. Hasta dónde se compadece ésto con la naturalidad? Difícil responder.
La Misión Excelsa del Médico es curar, si no lo puede, bueno es paliar, hacer a una condición menos incómoda, y si, ni puede paliar, no hacer daño!, otra arista delicada de la disciplina. La formación, la capacitación, son muy importantes, y están en relación con la dimensión terrenal de la misma que, no se puede soslayar.
Buena pregunta considero, qué es curar? Curar es Asistir! Disociando al cuerpo, ésta idea alude a la asistencia del organismo corpóreo. Aquí, la “razón” desquiciada de las especialidades que, en el afán de tales logros, los aquí abocados requieren hasta de frialdad, frialdad que no se compadece con la Humanidad. Pequeño misterio? Por la Noción de la Totalización, el cuerpo orgánico, es digno! Así, bueno será considerar tal condición. Al decir, corpóreo de la Terrenalidad, se refiere a su finitud? La Palabra dice, polvo eres y en polvo te convertirás. Esto no es finitud! Nada se pierde, todo se transforma. La Naturalidad de la Terrenalidad dice, por un lado de las limitaciones de la Terrenalidad, dice de su imperfección. Por otro lado, dice de la Naturalidad, opción a la Sobrenaturalidad. En la mirada a la Integración, se menciona a la organicidad como, imperfecta maravilla de la naturaleza.
Tal arista de la naturaleza da cabida a las patologías orgánicas. Hay leucemias que matan a inocentes niños en pocos días, y hay malandrines que, aún cargados de no pocos vicios, llegan a la senectud. Cómo cuesta entender. Sólo el Sentido del Dolor Da la Calma. Acá es dónde debe intervenir el Médico. Tratar la inmensa mayoría de patologías orgánicas no es difícil, aunque requieran habilidad. El Desafío del Ser Médico pasa por Asistir al Sufrimiento.
Es bueno recordar que, como la mayoría de los terrícolas no disfruta de la Armonía, los pacientes provienen de esa mayoría, muchos con diversos grados de intelecto, y la sensibilidad exacerbada. Está demostrado que toda Entidad Nosológica, así como procedimientos clínicos llevados a cabo, provocan menor o mayor grado de stress en el cuerpo. El intelecto propende a negarlo, no es curioso, el mismo órgano, que es máximo asiento del stress, es el que lo niega.
Así, el cuerpo sufre realmente, pero el hombre lo percibe, sobretodo en su exacerbada sensibilidad, sensibilidad muy descuidada por los doctores. El profesor Cécil dice ...cuando el médico en cuanto tal se incorpora como arsenal terapéutico, Sabiduría. Si el ejercicio es la Asistencia, existe el ser asistido, hacerle sentir asistido al paciente es curarlo, Virtud del Médico.
Ni me miró a la cara, me dicen, no tocó mi vientre y me dió estas recetas, y por cuánto tiempo le dijo administre, no me dijo. Le dijo, señora, cómo se debe colocar el óvulo, no. Le dijo que este medicamento no debe darse con leche, y que se absorbe, se aprovecha y se tolera mejor una y media horas luego de la comida principal, no. Él no habla luego, parece que no me escucha, y a cada rato mira su reloj, cuando salí, sentí vacío, no supe qué hice en el consultorio.
Con apacible acogida inicia la Asistencia el Doctor Médico que, con rostro sereno, mira al rostro de su paciente. Nótese que dice su paciente. Paciente viene de paciencia? Viene de “Pasión”, de padecer? De algo vendrá. Su dice que, está en sus manos. Bonita responsabilidad la del Médico! Para él, el encuentro con el paciente, es lo más importante de ese momento, que lo sienta! El alivio viene con el interés que, por su Condición, no requiere de esfuerzo, le es natural. El interés nutrido de la Virtud le permite dar al paciente el debido tiempo a Expresarse, propicio tiempo para Escucharle.
El hombre tiene como necesidad básica ser Escuchado, también la necesidad de Expresarse. Esta necesidad aumenta en el paciente. La natural delicadeza del Médico modera el cauce y el tiempo del relato, insertando una adecuada, breve y estratégica pregunta. La natural delicadeza, el tacto, no le hace sentirse interrumpido. Luego, el Médico, siempre nutriéndose de su Virtud, apaciblemente interroga, con Astuta Finura, hasta sorprendiendo al paciente. La Asistencia tiene a la Astuta Finura como Esencia, el Médico con sus preguntas, siempre mirándole al rostro, Escudriña, el interior cargado de sufrimientos, escudriña aliviándolo más. El Paciente ya disfruta de la Confianza, arriesgándose se “entrega”, allana el camino a ser asistido, su entrega ya le da Paz.
El Doctor Médico aprovecha sanamente la Confianza que, Nutre su Virtud, ad initio ya se orienta, con fidelidad, respecto de la entidad. Así, los tiempos del relato y del apacible interrogatorio son los tiempos más importantes de la Asistencia. El Médico Desarrolla su Habilidad desde Adentro y se hace de experiencia en la terrenalidad, a la que Sanamente Vive, Integra con Claridad el Diagnóstico. Ver con Claridad el Diagnóstico es Imponerle el Sentido de la Vida. Así, el doctor Actúa como Médico, su Interior llega al Interior de Su Paciente Providenciando la Verdadera Asistencia, Asentándola Fundamentalmente, nace la relación médico-paciente: El Verdadero Vínculo, que Cura.
Desarrollada la Habilidad, el Médico Se Impone Humana, Natural y Dignamente. Examina idóneamente al paciente, examen que en relación con la propia habilidad demanda poco tiempo que, no por ello pierde justa importancia. Su fiel orientación se fortalece, ya sabe si requiere algún elemento auxiliar que le ayudará, claro. Así, los aludidos elementos son pocos y, excederse en tales habla del déficit de la condición de la idoneidad, restando a la orientación en vez de ayudarla.
Las prescripciones, mal llamadas indicaciones, no se condicionan respecto de los elementos auxiliares, simplemente brotan en las opciones más adecuadas. El Médico “recuerda” el mejor modo de aplicarlas haciendolo escuchar accesiblemente.
Providenciado el Paciente, se retira, mira sereno al Médico, ya me siento mejor le dice, su curación inició. Ve la Profunda y Vitalizante mirada que le devuelve, en silencio, siente ser estrechado cálidamente, se aviene a la Aceptación de su condición, Aceptación que, hace tolerable el sufrimiento, Aceptación que Da la Paz que busca, Aceptación que es Despertada por la Virtud de Médico del doctor. Así, ambos Viven el Sentido de la Vida, el Padre se Complace.

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